Gnosis 2 - La Piedra Filosofal

22 julio 10 (gnosis)
©2010, montalk.net
Traductor: Dion Conde

(Versión 2.0 – bitácora de cambios al final del artículo)

La investigación revela que la Piedra Filosofal no es solamente una metáfora que representa algo intangible que cataliza la evolución espiritual, sino que es una sustancia real que transmuta el plomo o el mercurio en oro.

La Piedra es producto de la Alquimia. A diferencia de la química, la Alquimia hace uso de las energías químicas y astrales para generar reacciones que reconfiguran la materia a nivel cuántico. La alquimia es a la química lo que el cubo es al cuadrado; es un conjunto mayor que abarca a la química y es capaz de realizar mucho más.

Cómo la Energía Etérica Logra Superar a las Leyes de la Física

Los logros alquímicos están basados en la reunión, concentración y multiplicación de la energía etérica. Cuando esta energía alcanza una masa crítica, sobrepasa las leyes de física y permite que procesos aparentemente milagrosos ocurran. Creo que esto se efectúa modificando la probabilidad de manera que un efecto cuántico menor que normalmente está confinado a una escala subatómica se amplifique probabilísticamente y se manifieste a una escala mayor a nivel molecular.

El mundo a nuestro alrededor está hecho de partículas subatómicas que regularmente realizan saltos impredecibles, se tele-transportan, realizan bi-locación, se sitúan encimados, y tienen otros comportamientos cuánticos extraños. ¿Por qué los objetos sólidos no se comportan de la misma manera? Se debe a que la variación cuántica aleatoria de sus partículas subatómicas constituyentes equivale colectivamente a un promedio de cero. Imagínate esto como una gran concentración de gente vista desde el aire, la gente se verá como un conjunto estacionario, incluso aunque los individuos dentro de la multitud se muevan en direcciones aparentemente aleatorias. Es debido a que sus movimientos son aleatorios y no coordinados que ellos representan un movimiento neto en promedio de cero como totalidad.

El mundo que vemos a nuestro alrededor es simplemente una muchedumbre de partículas subatómicas cuyos saltos individuales cuánticos no se nos hacen evidentes porque ellos equivalen en promedio a una inmovilidad colectiva. Las leyes físicas que gobiernan nuestro mundo cotidiano, conocidas como leyes determinísticas de la física clásica, son solamente las leyes de la muchedumbre; es lo que queda de la física cuántica después de que la incertidumbre es eliminada mediante el promedio estadístico. No son leyes absolutas; son solamente la forma más probable en que la materia y la energía se comportan.

Las leyes físicas pueden ser dobladas. Aunque la probabilidad de que exista una coordinación y una coherencia suficientes entre la variabilidad cuántica como para manifestarse a escala colectiva es increíblemente baja, eso es exactamente lo que la energía etérica hace. Altera la probabilidad, y por lo tanto dobla las leyes de la termodinámica, la gravedad, el electromagnetismo y la química.

La alquimia no viola las leyes de la física, ni tampoco las sigue; en vez de ello, las dobla en la medida en la que se requiera. Funciona sobre la base cuántica a partir de la cual surgen estas las leyes en primer lugar, y lo hace mediante la energía etérica que afecta la probabilidad de los eventos cuánticos.

La Alquimia de la Transmutación

La Alquimia emplea los nombres clave de sal, mercurio y azufre para indicar los diferentes componentes de una sustancia. La sal representa al componente físico, el asiento, la base, el ancla o el arca de los aspectos no-físicos. El mercurio es el componente etérico y representa la energía dinámica, vital, y transmutadora que está presente dentro de la sustancia. Y el azufre representa la identidad arquetípica o esencia vibratoria, análoga al cuerpo astral y espíritu en el ser humano, porque contiene la “idea” única de esa sustancia.

Por lo tanto, en la Alquimia, un elemento como el oro es considerado como algo que contiene tres componentes: la sal del oro, el mercurio de oro y el azufre del oro. Estos simbolizan respectivamente a los aspectos físico, etérico y arquetípico del oro. Lo mismo se aplica a los otros materiales empleados en la Alquimia, estos también tienen sus componentes de sal, mercurio y azufre.

Luego entonces, el objetivo de la transmutación es imprimir el la signatura arquetípica de un elemento sobre otro con la finalidad de transformarlo en ese elemento. Al cambiar la signatura, el elemento no puede seguir siendo el mismo.

Así que lo que hace la Alquimia en el caso de la transmutación del plomo en oro, es acumular el mercurio cosechado y concentrado de fuentes poderosas, infundirle el azufre del oro y colocar la combinación en una sal adecuada. El resultado esta entonces listo para imprimir su esencia “aúrica” arquetípica sobre un elemento diferente que sea capaz de responder a la transmutación. Esta es la Piedra Filosofal, o más bien una forma de ella que es llamada la Piedra Roja, porque está hecha de oro y asume un color rojo.

Elaboración de la Piedra Filosofal

Las instrucciones para elaborar la Piedra se pueden encontrar en los escritos de Fulcanelli y Nicholas D. Collette, dos alqumistas modernos que han hecho un gran servicio al revelar lo que la literatura alquimista previamente existente había oscurecido. Adicionalmente, Robert Bartlett ha escrito dos buenos acerca de las técnicas específicas de laboratorio y la terminología. Lo que sigue es mi propia tentativa de interpolación basada en estas fuentes. Mi objetivo no es proporcionar la receta detalladamente, sino explicar los aspectos clave del proceso porque estos son relevantes para mi tesis acerca del Demiurgo.

La energía etérica natural es de origen cósmico o biológico, y ambas fuentes la originan de una dimensión superior. El centro de las estrellas incluyendo nuestro sol son ventanas dimensionales a través de las cuales la energía física y no-física entran a nuestro universo. Esta energía incluye radiación electromagnética, neutrinos, gravitones y energía etérica. La Luna modula y refleja lo que recibe del Sol. El Sol y la Luna, por lo tanto, son nuestras fuentes cósmicas más cercanas de energía etérica, la cual acompaña a la luz del sol y de la luna y entra en el vapor de agua de la atmósfera, condensándolo como lluvia o rocío.

Los alquimistas capturaban esta energía directa o indirectamente. Para hacerlo, empleaban una sustancia que ya estaba altamente cargada o hallaban algo capaz de absorberla cuando era expuesta a sus emanaciones. Exponerlas sustancias adecuadas a la luz del sol y de la luna es una manera de cargarlas. El mejor material para esta tarea es la sal, y en menor grado, el agua.

El Agua es un atrayente de la energía etérica. Lo mismo sucede con la sal. El océano la contiene, nuestra sangre está saturada con ella. Sabemos a partir de los escritos de Robert Bruce que la sal de mar, o sal de epsom disuelta en un baño caliente es una forma efectiva de limpiar el propio cuerpo etérico, porque la sal posee una afinidad con la energía etérica. En la superstición popular o el ritual mágico, las líneas de sal son trazadas sobre el suelo para funcionar como barreras en contra de entidades indeseables, y estas entidades son similarmente drenadas cuando intentan cruzar sobre una corriente de agua.

La sal no son sólo una sustancia mundana, sino algo que posee propiedades paranormales. La sal es una excelente esponja de la fuerza vital o energía etérica. La sal de mesa, el cloruro de sodio, es solamente un tipo de sal. Por definición, sal es simplemente el producto químico de un ácido reaccionado con una base. Otras sales usadas en la Alquimia incluyen el bisulfuro de hierro, el cloruro de amonio y el bitartrato de potasio, por nombrar unos pocos. Las fuentes de sal que ya está cargada con energía etérica incluyen el agua de lluvia, rocío matinal, orina, arcilla fresca, agua de mar y marcasita o pirita. Por otra parte, una sal delicuescente puede ser expuesta a la humedad del aire nocturno, o colocada en un tazón y enterrada bajo el suelo, de manera que absorba la humedad cargada de energía etérica del suelo o la atmósfera. Estos son los materiales crudos que eran colectados por los alquimistas para la producción de la Piedra Filosofal.

Una vez colectada, la solución salina es colocada en un frasco sellado y mantenida a una temperatura de 39 a 49º C durante al menos un mes, de manera que entre en putrefacción. La putrefacción ocurre cuando la humedad irrumpe en el material y los microorganismos comienzan a digerirlo. Este paso emplea agentes biológicos que asisten en el cargado de energía etérica y transmutación preparatoria del material en bruto. El científico francés Louis Kervran escribió acerca de las transmutaciones biológicas, en donde las plantas, los animales y los seres humanos comienzan a transmutar internamente un elemento en otro, o a combinar los elementos para formar a un tercero, con la finalidad de suplir a las funciones biológicas necesarias. Kervran teorizó que las enzimas y la acción bacterial eran las responsables de estos procesos sub-químicos, y que la absorción de neutrinos y gravitones desempeñaba un papel en ello. En otras palabras, la actividad biológica desempeña un papel en la Alquimia y puede proporcionar la energía adicional necesaria para la transmutación.

Por lo tanto, la etapa de putrefacción sirve, al final, para cargar el contenido del frasco con energía etérica adicional que se genera por medio de la actividad biológica, y puede aportar el beneficio adicional de transmutar algo de la sal y otros minerales en productos derivados que son necesarios para las etapas posteriores. La putrefacción biológica es innecesaria para las sales que ya son un producto de la actividad biológica, y que por lo tanto ya están altamente cargadas, tales como la pirita, que proviene de actividad bacterial que hace que sulfuro de hidrógeno actúe sobre el hierro para producir el bisulfuro de hierro.

Después de la putrefacción, los métodos varían hacia varios procedimientos posibles. Generalmente, la solución putrefacta es destilada y lo destilado es vertido de nuevo en la materia seca que deja atrás, y luego lo que no se disuelve es filtrado y eliminado, y el proceso es repetido. Al final, toda la materia insoluble es desechada, y lo que queda es una solución purificada sobresaturada de sal, la cual a su vez está sobresaturada de energía etérica. Esta solución sobresaturada es tradicionalmente llamada el “Alkahest” o “Solvente Universal” o “Mercurio Común.” Tiene el poder de disolver los metales a nivel cuántico por la virtud de su potencia etérica.

En este punto, a solución puede ser cristalizada y solamente los cristales son conservados para lo que se llama el método de la “Vía Seca” para la elaboración de la Piedra, o también puede ser dejada en forma de solución para el método de la “Vía Húmeda.” En cualquier caso, el siguiente paso es disolver una lámina de oro en él. El oro no se disuelve por ningún medio químico, sino más bien se desintegra a nivel atómico debido a poder etérico del solvente universal. Para hacer esto de acuerdo al la Vía Seca, uno mezcla la sal de Alkahest con la lámina de oro y lo calienta dentro de un crisol, mientras que en la Vía Húmeda, uno revuelve la lámina de oro dentro del Solvente Universal y deja que la mezcla se digiera por completo, lo cual toma mucho más tiempo. El producto es lo que Fulcanelli llama el “Mercurio Filosófico.”

Después de que se disuelve el oro, este “Mercurio Filosófico” requiere solamente de ser refinado y multiplicado en poder para producir la Piedra Filosofal. Tal como indica Fulcanelli, en este punto ya es la Piedra, excepto que lo es de una forma débil y sin refinar.

La refinación se lleva a cabo en la Vía Húmeda por medio de la destilación que elimina la humedad, añadiendo más Solvente Universal fresco (el cual es un donador de energía etérica) a los restos, dejando que se digiera por medio de un calor moderado por otro par de semanas, y destilando la humedad una vez más. Este proceso se puede repetir cualquier número de veces, y cada vez, una dosis fresca de energía etérica impregna a los restos sólidos o aceitosos, los cuales, en su forma coagulada final conforman la Piedra Filosofal. En la Vía Seca, se mezcla más “mercurio común” seco con el “mercurio filosófico” seco, y son calentados en el crisol.

En cada ocasión se repite la secuencia de refinación, le producto se hace cada vez más puro y se carga cada vez más con energía, y el proceso toma cada vez menos tiempo. Los alquimistas llaman a este proceso una multiplicación, de manera que si es repetido una vez más, el resultado es una Piedra multiplicada en relación al primer orden.

Las energías astrales y etéricas propias del alquimista puede que entren en juego aquí, aumentando la multiplicación, y sin eso, el refinamiento no logra alcanzar el nivel suficiente de poder para permitir la transmutación. Si esto es verdad, entonces no cualquier persona puede hacerlo, ya que no todo mundo es igualmente potente etérica y astralmente, ni tampoco se puede realizar esto a una escala industrial. La Alquimia depende en cierta manera del estado del operador y de las concentraciones de energía etérica locales. Esa es la razón por la cual se le aconseja a los alquimistas practicar la devoción, llevar a cabo sus experimentos en tiempos propicios de acuerdo a condiciones astrológicas, y recolectar el rocío matinal durante la primavera, cuando las concentraciones de energía etérica estacional están en su mayor nivel. Es diferente de la química, en donde las reacciones se llevan a cabo de forma independiente de la observación y el medio ambiente. La Alquimia es usualmente un sistema abierto y la calidad de la consciencia del observador desempeña un papel. Esto subraya una vez más la naturaleza cuántica de la Alqumia. Adicionalmente, esto también acentúa el papel de la “Alquimia Interna” en el éxito de la Alquimia física. En la “Alquimia Interna,” la propia base natural de uno es transmutada en “oro” espiritual mediante el cultivo de energía etérica teñida con los impulsos divinos, nobles y virtuosos.

Al lograr el éxito, el resultado final es una piedra densa, roja y traslúcida como un rubí, que es soluble en agua y se funde como la cera, fluye como el mercurio cuando se le derrite, no arde a ninguna temperatura, y sin embargo se volatiliza cuando es arrojada al metal derretido que se busca transmutar. Es una sustancia física supersaturada de energía etérica y a la que se le imprimió la signatura vibratoria del oro. Esta es la Piedra Filosofal, o más bien una versión de ella llamada Piedra Roja. Cuando se le pulveriza, se le mezcla con cera de abeja y es arrojada al plomo derretido, transmuta cierta cantidad múltiple de su peso en oro. También puede transmutar el mercurio de la misma manera. Entre más alta sea la multiplicación de la Piedra, más plomo o mercurio es capaz de transmutar. Tal como se declaró antes, lo hace al disolver el plomo a nivel cuántico y permitir que la vibración del oro la reconfigure de acuerdo a ella.

Los detalles que he mencionado no mencionan todos los detalles técnicos menores involucrados en el proceso, de manera que si buscas aprender más sobre él, te recomiendo los libros de Nicholas Collette, Fulcanelli y Robert Bartlett. Nuevamente menciono, aquí solamente estoy proporcionando una interpolación del proceso con la finalidad de mostrar la dinámica involucrada en mi exposición de la tesis del Demirugo.

Otras aplicaciones de la Piedra

Al principio del primer orden de multiplicación, una minúscula porción de la piedra puede ser disuelta en agua o vino, y una pequeña porción de estos líquidos pude ser diariamente ingerida. Nicholas Collette elogia a este “Elixir de la Vida,” y lo describe como una sustancia que energiza bastante el cuerpo etérico, aunque él emplea el término de astral en vez de etérico. Con un cuerpo etérico reforzado, el cuerpo físico se ve menos afectado por la entropía, e incluso puede revertir el envejecimiento. Esta “Medicina Universal” adquiere gran importancia en al Alquimia, porque representa una verdadera panacea, algo que cura todas las enfermedades al cargar a los órganos enfermos con energía vital de manera que les devuelve su salud original. Este objetivo es mucho más importante que la transmutación de metales.

Adicionalmente, los poderes psíquicos comienzan a manifestarse como producto de la energía etérica incrementada. Así que te puedes imaginar en lo que se convertían aquellos maestros alquimistas que producían con éxito la Piedra y hacían un uso completo de ella. Se convertían en más que humanos. No obstante, teóricamente ellos tendrían la madurez espiritual para manejar esto, porque cualquier persona ordinaria, al ser físicamente más frágil, se volvería loca, se enfermaría y moriría al ser incapaz de manejar la carga etérica incrementada.

En otra aplicación, en el séptimo u octavo orden de multiplicación, la Piedra comienza a brillar físicamente, incuso se torna todavía más brillante si es multiplicada de nuevo. Brilla de forma continua sin agotarse. Esto es lo que le daba poder a las fabulosas “lámparas eternas” de la tradición ocultista. Y si era multiplicada más allá de cierto punto, se dice que consumía el vidrio e incluso hasta explotaba en una reacción similar a la de la materia-antimateria, lo cual obviamente era muy peligroso. Esto demuestra que la energía etérica, concentrada más allá de cierto punto, podía iniciar una efusión de energía electromagnética. Esto tiene sentido, porque el éter es el precursor y el propiciador de la materia, la energía, el espacio y el tiempo.

De esta manera, la piedra, en su aplicación completa, proporcionaba riqueza, salud, poder psíquico y luz. No debe sorprendernos el hecho de que fuera mantenida en secreto por eras, principalmente para mantenerla lejos de las manos de individuos carentes de escrúpulos cuyo uso indebido de esos poderes produciría consecuencias catastróficas sobre el mundo. Pero eso no equivale a decir que tales catástrofes no hayan ocurrido.

La Alquimia como Tecnología Demiúrgica

Lo que tenemos aquí es tecnología demiúrgica. Recuerda que el Demiurgo moldea la materia de acuerdo a un arquetipo, también conocido como “patrón vibratorio” en la jerga metafísica, y que el Demiurgo, al ser el alma, posee un cuerpo etérico. La Piedra Filosofal – la Piedra Roja – es un objeto físico cargado con energía etérica, que porta la esencia vibratoria del oro, que puede reconfigurar materiales como el plomo y el mercurio de acuerdo a esta vibración. La Piedra es un objeto físico imbuido con poder demiúrgico.

Lo más notable de esto es que puede ser elaborada por manos humanas (en cooperación con la Naturaleza, por supuesto) lo cual es lo más cercano a la tecnología hiperdimensional que una persona puede producir en un ático con materiales comunes y técnicas extraordinarias. Pero incluso con toda su pretendida grandeza, la Piedra Filosofal es sólo una demostración básica de una ciencia que posee un potencial mucho mayor. La Alquimia tal como la conocemos es una forma primitiva de ciencia hiperdimensional. Producir la Piedra es como enrollar un alambre alrededor de un clavo, conectarlo a una batería, y gozar del hecho de haber creado un electroimán, mientras que existen formas superiores de tecnología demiúrgica que pueden producir algo al nivel de un súper-colisionador de partículas de un billón de dólares. Tanto el clavo con bobina de alambre y el súper-colisionador emplean los mismos principios básicos, pero el primero es una versión trivialmente sencilla del último.

Sin embargo, con la Piedra Filosofal tenemos una prueba, adquirida por medio de evidencia circunstancial y de la factibilidad de su existencia, de lo que puede ser construido a nivel superior. Recuerda que el poder de la Piedra yace en su potencia etérica, y su potencia determina el grado en el que puede modificar la probabilidad e influir sobre la materia. La signatura arquetípica determina la naturaleza cualitativa de esta modificación.

Los campos etéricos más débiles solamente pueden influir sobre un electrón de una forma u otra. Un campo más fuerte puede influir sobre las neuronas y las células vivas. Todavía más fuerte puede influir sobre la sincronicidad. Uno más fuerte puede doblar las leyes químicas y permitir la transmutación elemental o doblar cucharas. Puedes ascender en escala esto cada vez más hasta que alcanzas el punto en el que todo el mundo, toda la línea de tiempo, puede ser modificada, reconfigurada, reprogramada, transmutada, todo al nivel cuántico que funciona como base de nuestra realidad física.

Entonces, ¿qué es la tecnología demiúrgica? Es aquello que le hace al universo lo que la Alquimia hace con la lámina de oro y los lingotes de plomo. Puede manufacturar un artefacto cargado con cantidades tan increíblemente enormes de energía etérica como para disolver y reconfigurar el mundo de acuerdo a una intrincada red de arquetipos programados en él.

Este objeto es un tipo de “Piedra Filosofal Mundial,” el equivalente macrocósmico de la Piedra Filosofal. Dos ejemplos bien conocidos de esta Alta Tecnología Demiúrgica serán discutidos en los siguientes artículos.

Lecturas Adicionales

Alquimia Real (3ª Edición, 2009, Ibis) – Por Robert Bartlett. Un texto fundamental sobre Alquimia, que incluye una explicación de la terminología, la teoría y las técnicas de laboratorio. Escrito en lenguaje moderno, es una buena introducción a la Alquimia.

El Pacto del Silencio (2ª Edición, 2010) – Por Nicholas D. Collette. Este e-book indispensable está escrito en un lenguaje sencillo y hace que la lectura de otros textos alquímicos sea mucho más fácil. Contiene numerosas claves para desentrañar los secretos de la Alquimia. Algunos dicen que comete Crimen Prometeano, pero yo digo que no puede haber tal crimen cuando el mundo está a punto de arder en llamas de todos modos.

Las Moradas Filosofales (Edición francesa, 1964, Archive Press. Edición inglesa 1999, Archive Press) – Por Fulcanelli. Un tratado escrito directo del la pluma del alquimista más famoso del siglo XX que hace bastante por dividir, reordenar y oscurecer los secretos de la Alquimia mientras que simultáneamente los revela al mundo. Este voluminoso libro cuesta bastante trabajo leerlo y descifrarlo, y por esta razón no es para cualquiera, pero en lo concerniente a las instrucciones para producir la Piedra, todo está allí, aunque escrito en clave. Fulcanelli toca otros temas, como le mecanismo detrás de las Eras del Mundo y cómo nuestra era está terminando justo ahora. La versión impresa de este libro todavía está en circulación, aunque puedes verla en línea también.

Mundo Luminoso – Baron Karl von Reichenbach – extraído de La Ciencia Perdida de Gerry Vassilatos. Un resumen informativo de las investigaciones de la “Energía Od” – una energía sutil cuya descripción recuerda mucho a la energía del chi, del prana, la etérica y el orgón. Reichenbach fue un científico que empleó sus habilidades para investigar esta energía. Puedes leer este interesante artículo para obtener una idea más exacta de cómo se comporta la energía etérica.

Apuntes Rosacruces (Ed. inglesa 1992, Samuel Weiser Inc.) – por Willie Schrödter. No es un libro de apuntes realizados por un rosacruz, sino por un investigador del Rosacrucismo, una colección exotérica de anécdotas y citas en relación a la orden Rosacruz. Es más como un compendio de ocultismo, misticismo y ciencia insólita con toneladas de datos curiosos sobre tópicos tales como las lámparas eternas, la sanación a distancia, la clarividencia, la Piedra y otras herramientas de la ciencia Rosacruz. Todo está documentado, de manera que este libro es una referencia útil para hallar otras fuentes sobre tópicos particulares.

Transmutaciones Biológicas (1ª edición en inglés 1998, Beekman Publishers Inc.) – por Louis Kervran. Son investigaciones científicas de transmutaciones de elementos dentro de seres vivientes, incluyendo bacterias, plantas y humanos. Kervran explora la base científica detrás de estas transmutaciones, lo cual es valioso en el intento por comprender cómo la Alquimia es comprensible desde una perspectiva científica más ortodoxa. Observa que las temperaturas que Kervran cita para una transmutación biológica efectiva y la transmutación no-biológica es la misma que se usan en las Vías Húmeda y Seca de la Alquimia.

Bitácora de Cambios

0.1 – publicación de artículo.

0.2 – Corregí algunos errores tipográficos y modifiqué la nota al pie #3 para explicar el significado doble del término “Oro de los Tontos.”

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